La caída durante 3 horas de los sistemas informáticos que procesan los datos de radar de las aeronaves obligó a declarar el cierre operativo en el espacio que controla Torrejón y dejó una estela caótica en el aeropuerto de Barajas
“Cuando el radar se empieza a degradar en sectores con mucho tráfico aéreo asusta bastante y se pasa muy mal y también se degradan los sistemas de alerta de conflicto”, explica David Guillamón, de USCA-Controladores
Teresa Cárdenes (@teresacardenes)
Una caída de los sistemas informáticos que procesan la información aportada por los radares sobre los aviones en vuelo provocó este sábado en el centro de control de tránsito aéreo de Madrid durante horas una situación de Rate 0, con imposibilidad de despegue y aterrizaje de aviones y su consecuente cadena de retrasos y cancelaciones en los aeropuertos afectados, principalmente el Adolfo Suárez-Madrid Barajas. En la práctica, la caída provocó una degradación técnica del servicio que dejó a los controladores aéreos sin una de las piezas claves para realizar su trabajo de separación de aviones en vuelo: la etiqueta virtual de cada aeronave en el aire que aparece en sus pantallas. “Es un fallo muy grave del sistema, pero estamos muy orgullosos del trabajo de nuestros compañeros”, declaró este sábado David Guillamón, secretario de comunicación de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA). La caída del sistema se inició a las 10:37 y se prolongó hasta las 13:24, hora peninsular, pero dejó una estela caótica en los aeropuertos por las demoras acumuladas en un día de gran intensidad de tráfico al tratarse de un 30 de agosto, con decenas de miles de pasajeros en vuelos de regreso o salida de sus vacaciones.
Aunque la incidencia provocada por la avería es del tipo C, el tercer escalón en nivel de gravedad, obligó a declarar el Rate Zero, esto es, la imposibilidad absoluta de realizar despegues y aterrizajes en la zona afectada. Cuando las condiciones lo permitieron, los controladores sí pudieron empezar a ordenar un despegue cada 5 minutos en Barajas, lo que no impidió la acumulación de retrasos y cancelaciones.
“Cuando el radar se empieza a degradar asusta bastante”. La frase es de David Guillamón y sintetiza en solo nueve palabras una de las situaciones más temidas por los controladores aéreos, un fallo técnico que genere pérdidas de información esencial para separar los aviones en el aire. Y es exactamente lo que ocurrió desde las diez y media de la mañana de hoy en el centro de control de tránsito aéreo de Madrid, físicamente situado en Torrejón y responsable de supervisar el tráfico de aviones desde el centro hacia toda la esquina norte de España y en parte del espacio oceánico situado al Este de Galicia: una caída de los sistemas informáticos que se ocupan de descodificar las señales que los radares envían al centro de control de Torrejón sobre la posición de los aviones en el aire. Y como consecuencia del fallo técnico, el cierre operativo inmediato sintetizado en la expresión Rate 0, cuyo mayor impacto se proyectó sobre el aeropuerto de Barajas, pero cuya onda expansiva se dejó sentir lógicamente en el resto de los aeródromos del sector y, a través de los vuelos retrasados o cancelados y los pasajeros afectados, en realidad en toda Europa.
Para entender lo que ocurrió hoy en el centro de control de Torrejón hay que hacer un recuento de las herramientas que tiene en su mano un controlador aéreo cuando se enfrenta a su pantalla para asegurarse de que los aviones están debidamente separados y sin riesgo de colisión entre ellos: la ficha manual de progresión de vuelos y la etiqueta virtual. La primera es una ficha de papel que genera automáticamente el sistema cuando un avión despega y es adherida a un soporte plástico y colocada junto a las pantallas en unos carriles que simulan las aerovías. La etiqueta virtual, un punto en movimiento en la pantalla que se desplaza según va volando el avión y contiene los datos esenciales de cada aeronave.
Desde que el Rate 0 saltó a las redes sociales a través de los perfiles en Twitter de los controladores aéreos y de Eurocontrol, se señaló una avería de radar como causa del desbarajuste técnico. Pero en realidad, según los datos aportados hoy por David Guillamón, lo que dejó de funcionar en Torrejón es el sistema informatizado que recibe e interpreta las señales captadas por los radares y posiciona los aviones en las pantallas de los controladores, es decir, el sistema que genera de forma automatizada las etiquetas virtuales de todos los aviones en el aire. Guillamón añadió que, en su lugar, para los controladores de Torrejón solo era visible el código de cuatro cifras que envía automáticamente el traspondedor del avión, que ni siquiera permite identificar a primera vista de qué aeronave se trata, y la ficha manual de progresión de vuelo. En síntesis, un déficit brusco de información que genera a su vez un problema de seguridad, lo que desembocó en la declaración de Rate 0. Solo cuando los técnicos pudieron empezar a recuperar información se produjo una reapertura lenta y paulatina de Barajas a los despegues en secuencias de 5 minutos de separación entre aviones.
David Guillamón explicó que, cuando se registra una situación de esta naturaleza, “en sectores de mucho tráfico”, como obviamente era hoy el área afectada en pleno 30 de agosto, “se pasa muy mal”. No solo porque falta información esencial, sino porque también “se degradan los sistemas de alerta de conflictos”, es decir, los mecanismos para advertir errores y favorecer la corrección de los procedimientos y, en último extremo, garantizar que ningún avión entra en peligro de colisión con otra aeronave en vuelo.
El secretario de comunicación de USCA se mostró este sábado extraordinariamente prudente en relación con las causas del episodio vivido hoy en Madrid, cuyos efectos pagaron miles de pasajeros. Pero en las redes sociales, varios controladores admitieron públicamente sus dudas sobre la eficacia y solvencia de los planes de contingencia que se aplica en la red de aeropuertos españoles.
En cuanto a los técnicos de mantenimiento de los servicios informatizados cuyo funcionamiento es esencial para los controladores aéreos, no es ocioso recordar que llevan meses denunciando públicamente y ante los tribunales no solo la política de recortes de AENA, sino prácticas como la de no respetar los tiempos mínimos de descanso que la ley establece para todo el personal ligado a los servicios de aviación.