Afectados por la tragedia recorren Madrid en una guagua roja para protestar por el trato y el importe de las indemnizaciones que les ofrece Mapfre, en vísperas de una nueva vista previa en vía judicial
Texto: Teresa Cárdenes (@teresacardenes)
Fotos: Aviación Digital y BusDignidad
Víctimas del vuelo JK5022 que se estrelló en agosto de 2008 en Madrid recorren este lunes la capital de España a bordo de una guagua de protesta que sus organizadores han bautizado como el ‘bus de la dignidad’. El autocar, pintado de rojo, se ha contratado y serigrafiado con los fondos obtenidos mediante una campaña de crowfunding lanzada en internet por una de las víctimas, Rafael Vidal, cuyas piernas gravemente dañadas aún exhiben las secuelas del terrible accidente, en el que perdieron la vida 154 personas.
El ‘bus de la dignidad’ es una de las acciones organizadas por las víctimas para expresar su disconformidad con el trato que reciben y con el importe de las indemnizaciones que les ofrece la compañía aseguradora de Spanair, Mapfre, y coincidió este lunes con otra protesta en simultáneo de otros grupos de familiares, en este caso ante la sede central de la empresa en Las Palmas de Gran Canaria. Los familiares de muchas de las personas fallecidas y también algunos de los supervivientes que resultaron gravemente heridos, como es el caso de Rafael Vidal, consideran que Mapfre les ofrece indemnizaciones indignas tras baremar a las víctimas como si hubiesen fallecido en un accidente de tráfico.
El autocar, pintado de rojo y con la inscripción ‘Mapfre no nos cuida. Víctimas accidente Spanair’, recorre desde primera hora de la mañana de este lunes el centro de Madrid con varias personas a bordo, que también han repartido entre los transeúntes impresos donde explican el motivo de su protesta. Seguirá haciéndolo este martes 1 de julio, coincidiendo además con la celebración en la capital de España de la vista previa, cancelada a finales de mayo, a uno de los juicios iniciados en la vía civil. En este caso, la vista previa afecta a 71 víctimas directas, familiares a su vez de una treintena de fallecidos. Entre ellos hay al menos dos familias enteras de padres e hijos que murieron aquel fatídico 20 de agosto cuando el JK5022 se desplomó sobre el suelo al intentar despegar en Barajas rumbo a Gran Canaria.
En el proceso abierto cuando las víctimas iniciaron su reclamación en la vía civil, la vida de muchas personas que fallecieron en el JK5022 se ha tasado en poco más de cien mil euros. Según han explicado los propios afectados, a padres que han perdido a su hijo o hija se les ofrecen 109.000 euros. Madres que se enfrentan a la tragedia de perder a sus hijos menores de edad tienen sobre la mesa ofrecimientos de cincuenta mil euros por cada uno de ellos. Los familiares de los fallecidos no se cansan de repetir que no hay dinero en el mundo que compense la pérdida de un ser querido, más aún en el dramático caso del JK5022, que segó la vida de familias enteras, incluyendo a muchos menores. Pero se niegan a aceptar de la aseguradora Mapfre lo que consideran “una limosna”, como expresa Federico Sosa, hermano, cuñado y tío de una viajera grancanaria, su esposo y sus dos hijos menores, que murieron en el accidente.
Mapfre, a su vez, ha colgado en su página web una nota en la que explica que ya ha llegado a acuerdos con una parte de las víctimas y que mantiene abierta la posibilidad de rubricarlos con las familias que aún no han aceptado su ofrecimiento. En su nota, la aseguradora da su versión sobre el número de víctimas con las que ya ha cerrado acuerdos y asegura que ha dado instrucciones a sus servicios jurídicos para tratar de alcanzar también un entendimiento con las familias que aún no han aceptado su ofrecimiento.