El recuerdo del sargento Jhonander Ojeda Alemán, fallecido el 22 de octubre en el accidente del helicóptero del SAR que cayó al mar a 280 millas de Gran Canaria, desbordó este viernes la iglesia de La Garita, en el municipio grancanario de Telde, donde cientos de personas abarrotaron la parroquia y la plaza anexa para tributar un homenaje al joven militar del Ejército del Aire. Amigos de la infancia, vecinos, compañeros del Ejército… una multitud quiso arropar a la familia de Jhonander dos semanas después del segundo golpe del destino que segó su vida.
Muchas lágrimas se despeñaron este viernes por las mejillas de muchos jóvenes en el interior de la iglesia de La Garita y dejaron su huella en ojos enrojecidos y caras entristecidas. Pero la huella de las lágrimas no es tan poderosa como la del valor del joven Jhonander, que se reincorporó al Ejército del Aire en el otoño de 2014, apenas unos meses después de vivir otra trágica noche, la del otro accidente de helicóptero sufrido por el SAR el 19 de marzo del pasado año y que le costó la vida a los cuatro militares que realizaban con él una maniobra de entrenamiento nocturno.
Por eso, este viernes, de alguna manera su legado de valor convirtió la esperanza en compañera de la tristeza en la iglesia de La Garita. Se ocuparon de ponerle voz dos jóvenes músicos que, en el tramo final del funeral en memoria del joven militar fallecido, accedieron a un lado del altar para interpretar varias canciones en su recuerdo en la abarrotada iglesia. Fuera de ella, una cantidad de asistentes aún mayor que no pudo acceder al templo trataba de seguir la ceremonia desde la plaza anexa, rotando con dificultad por la atestada puerta de la iglesia. En la mente y en las conversaciones de todos, el ejemplo de vocación y entrega al servicio de los ciudadanos en dificultades del sargento Ojeda, que se sobrepuso a las heridas del alma del accidente de 2014 para volver al 802 escuadrón del SAR a hacer lo que amaba: formar parte del cuerpo de rescatadores y volar.
El segundo golpe del destino sobre este joven noble, silencioso y discreto, de una lealtad insobornable al servicio de búsqueda y rescate, le ha apartado físicamente de los suyos. Pero el recuerdo de Jhonander vivirá como su sonrisa para siempre en muchos corazones en La Garita.