Las cabinas solo se limpiarán a fondo por la noche y el adecentamiento en las escalas corresponde ahora a los TCP, con el rechazo del sindicato Stavla, mayoritario entre tripulantes
¿Aviones con aspecto desaliñado e inevitablemente más sucios para los pasajeros según vayan pasando las horas del día, pero sin que esa pérdida de calidad del servicio se repercuta a la baja en el precio de los billetes? El sindicato Stavla, mayoritario en la representación de tripulantes auxiliares de vuelo en Iberia, cree que esta será la consecuencia de la decisión de esta compañía de prescindir de los servicios de limpieza a lo largo del día en los vuelos de menos de 4 horas y dejar las tareas de adecentamiento y aseo básico de las cabinas exclusivamente en manos de los tripulantes. La medida se aplica desde el 1 de julio al amparo de un cambio en el convenio colectivo suscrito por UGT y CCOO que permite endosar a los tripulantes de cabina la recogida de restos tanto en los asientos como en los aseos de los aviones. Jesús Cuevas, presidente de Stavla, sostiene que es un paso más “hacia la lowcostización de Iberia”, pero con ahorro solo para la compañía y sin repercusión alguna en las tarifas que desembolsan los usuarios
Cualquiera que viaje en avión sabe que, cuanto más larga en la duración de un vuelo, más restos de todo tipo pueden amontonarse tanto en los asientos como en los aseos de las aeronaves: desde restos de bocadillos o galletas, a envoltorios de todo tipo, más aún desde que las compañías empezaron a suprimir el reparto gratuito de alimentos y bebidas y los pasajeros se llevan su propio picnic para el vuelo. Desde el martes, el acondicionamiento general de la cabina entre vuelo y vuelo de Iberia en trayectos inferiores a 4 horas, incluidos los vuelos a Canarias o a distintas ciudades europeas, ya no corresponderá a las cuadrillas de limpieza de 3 o 4 personas que hasta ahora subían a bordo en las escalas, sino a los propios tripulantes de cabina. Y las cabinas solo se someterán a una verdadera limpieza una vez al día, durante la parada nocturna.
A través de la red social Twitter, Iberia sostiene que no se trata de una retirada del servicio de limpieza, sino de una transferencia de las tareas de acondicionamiento a los tripulantes de cabina. Pero en la misma red social, trabajadores y usuarios empiezan a preguntarse cómo conseguirá Iberia mantener la mínima pulcritud en las cabinas y singularmente en los aseos de los aviones, por los cuales pueden llegar a pasar hasta mil personas al cabo del día, subraya el sindicato Stavla.
Stavla aporta 7 de los 22 representantes de los TCP en el comité de empresa de vuelo, donde también están representados CTA-Vuelos (5), Sitcpla (5), UGT (3) y CCOO (2). Este sindicato se ha mostrado abiertamente en contra de la medida implantada por Iberia y su presidente, Jesús Cuevas, sostiene que nunca pensaron que, al amparo del cambio en el convenio colectivo, la compañía llegara al extremo de prescindir del servicio de limpieza externo a lo largo del día. “Eso es algo a lo que no renuncia ninguna compañía de las llamadas tradicionales”.
El sindicato da por hecho que el cambio va a impactar sobre los pasajeros, pese a que no repercutirá en el precio que pagan. Y así lo señala en una nota: “Desde que un avión empieza su rotación diaria sobre las 5 de la mañana, y hasta el último vuelo de la noche, ningún equipo de limpieza abordará el avión para limpiar los aseos. Más de 1.000 pasajeros pueden viajar en cada avión a lo largo de los distintos vuelos que realizan este tipo de aeronaves a diario, que no encontrarán los aseos y butacas en las mejores condiciones higiénico-sanitarias”.
Pero además, Stavla subraya que esta decisión supone tanto para los pasajeros como para los tripulantes un agravio comparativo respecto a lo que ocurre en British Airways, con la que se fusionó Iberia en el consorcio IAG y en cuyos aviones no se aplica una medida análoga. “IAG, el grupo resultante de la fusión de IBERIA y British Airways, supuestamente entre iguales, vuelve a dejar claro quiénes son sus pasajeros de primera y quienes de segunda, puesto que los pasajeros que aborden aviones de British Airways, a y desde el Reino Unido, los continuarán encontrando en perfectas condiciones al inicio de cada vuelo”, mientras que en Iberia “la compañía ha encomendado a sus TCP la “adecuación” de las cabinas tras cada vuelo, pero en ningún caso se incluyen tareas de limpieza, por lo que la acumulación de residuos y olores será inevitable”.
La redacción del convenio colectivo es deliberadamente ambigua. Dice literalmente que a los tripulantes les corresponderá la recolocación de elementos como las cortinas, las mantas, las almohadas o los cinturones, y también “la recogida de restos en cabina de pasaje y baños, salvo casos de higiene que necesiten servicio de limpieza”. En Twitter, Iberia ha dejado claro sin embargo que la limpieza solo se hará una vez al día y el resto será competencia de los TCP, que protestan a su vez por la poca claridad de la compañía al dar las instrucciones. “En aviación”, dice Jesús Cuevas, “todo está escrito. Los pilotos tienen instrucciones para todo. Pero a nosotros no. Que nos digan qué se hace, cómo se hace y qué protocolo hay que seguir. Porque aquí directamente nos han entregado el mocho y, a limpiar”.
Cuevas también advierte de las fisuras de seguridad que este nuevo sistema deja abiertas en factores como el control de acceso a los aviones mientras están en tierra, que compete a los TCP. “Si están ocupados recogiendo el avión, ¿quién hará ese control?”, se pregunta el representante de Stavla. De momento, el sindicato ya avisa de que pedirá informes a la inspección laboral y también a los organismos que supervisan las condiciones de higiene y salubridad en el trabajo.
Las instrucciones de la compañía a su personal no deja claro cómo actuar específicamente en los lavabos, más allá de la petición expresa de que se repongan de manera frecuente toallas o papel higiénico o de que se recojan “restos”, sin especificiar cuáles serán aquellos que requerirán el uso de guantes de PVC, que también se citan en el texto. El documento sí deja muy claro que la prioridad máxima es la puntualidad. Los delegados de Stavla dan por hecho que esta máxima repercutirá inevitablemente en el aspecto de las cabinas, y no precisamente para bien.
A su vez, Stavla ha redactado unas alegaciones en las que se pregunta entre otras cosas cómo hacer compatible el cuidado de los asientos y de los lavabos con la manipulación y reparto de alimentos, y de hecho advierte a la compañía que puede existir una incompatibilidad entre ambas tareas. Amén de pedirle todo tipo de explicaciones a la empresa sobre los detalles específicos para la limpieza de asientos y lavabos, como que especifique a qué “restos” se refiere en los aseos, el sindicato quiere saber si la compañía pretende que el mismo uniforme que se usa para limpiar sea el que luego se mantenga puesto todo el día para la distribución de alimentos de pago o dar la bienvenida al pasaje.
Las alegaciones recalcan también que esta medida empeorará las condiciones “higiénico-sanitarias que ya estaban denunciadas reiteradamente por este sindicato en el comité de salud laboral” tanto en lo que atañe a los trabajadores como respecto a los pasajeros.
Un tripulante de cabina de Iberia cobra entre 1.500 y 1.700 euros al mes con dietas y de media las retribuciones han bajado un 36%, lo que casi les coloca por debajo de la filial de bajo coste Iberia Express, sostiene Cuevas.