La basura plástica inunda los océanos

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Las malas prácticas del ser humano se han convertido en una verdadera amenaza para los animales y los fondos marinos, afectados por las miles de toneladas de basura plástica que siguen llegando al mar y que se acumulan en las cuencas marinas

Rosa Cárdenes ( @rosacardenesd )

“La contaminación en los océanos es tremenda”, afirma Santiago Hernández León, investigador del Instituto de Oceanografía y Cambio Global (Iocag) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Un grupo de investigadores, del que forma parte Hernández, ha demostrado que existen cinco grandes acumulaciones de residuos plásticos en el océano abierto, coincidiendo con los cinco grandes giros de circulación de agua superficial.

Además de la ya conocida acumulación de basura plástica del Pacifico Norte, estos expertos han confirmado la existencia de acumulaciones similares en el centro del Atlántico Norte, el Pacífico Sur, el Atlántico Sur y el Océano Indico. En el estudio científico llevado a cabo durante la expedición Malaspina, la basura plástica se encontró en el 88 % de la superficie oceánica muestreada.

Los restos de plástico influyen en el comportamiento y en la cadena alimenticia de los organismos marinos. Los peces, sin saberlo, se alimentan de un material que contiene productos tóxicos que, si no les provoca antes la muerte por obstrucción gastrointestinal, evacúan y transportan a los fondos oceánicos.

En este hallazgo sobre la acumulación de plástico en los grandes giros oceánicos intervinieron investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y las universidades de Cádiz y de Las Palmas de Gran Canaria (Ulpgc). La expedición, dirigida por uno de los más importantes investigadores en oceanografía, Carlos Duarte (CSIC), tuvo lugar hace cuatro años y aun hoy los científicos siguen estudiando las decenas de miles de muestras de agua, plancton, partículas de la atmósfera y gases, tomadas en los océanos.

Hernández asegura que Malaspina, en la que participaron durante 7 meses 400 investigadores de Europa y Estados Unidos, “ha sido una de las mayores expediciones científicas que ha tenido este país, y está teniendo tanto eco porque muestrear todo el océano no se hace todos los días. Tenemos un valor añadido en investigación tremendo, y lo que queda por hacer, porque podemos trabajar con estas muestras en el diagnóstico del estado de los océanos durante los próximos 20 años”.

Los investigadores estudian cómo los peces de profundidad que viven sobre los 400 y 500 metros migran todos los días a la superficie y se comen estos microplásticos. “Estamos analizando cuál puede el efecto del transporte de estos restos de plásticos que los peces están quitando de la superficie y están transportando hacia el fondo del océano”, indica Hernández, “y podremos seguir estudiándolas durante mucho tiempo, porque uno de los objetivos de Malaspina era tomar muestras, guardarlas y utilizarlas dentro de 20 años; entonces tendremos una tecnología que hoy desconocemos y podremos analizar cosas que hoy son impensables”.

Explica que, antes de Malaspina, se conocía la acumulación de plástico en el Pacífico, pero después de recorrer los cinco grandes giros oceánicos, los investigadores han podido demostrar que en todos ellos hay plástico. En esta expedición que se hizo por tramos, y en la que el representante de la Universidad de Las Palmas hizo el trayecto Nueva Zelanda-Hawai, “pudimos ver la contaminación visible, los residuos del plástico en el mar, mezclados con macroalgas, pero hay otra contaminación que no se ve, la que nosotros hemos estudiado y en la que intervienen los microplásticos”, indica.

Esto es asi por que los plásticos que llegan al mar se van descomponiendo en fragmentos cada vez más pequeños debido a la radiación solar, acabando en pedazos de alrededor de 1 mm, que no se ven a simple vista. Los residuos plásticos encontrados en la superficie de los océanos son principalmente polietileno y polipropileno; polímeros utilizados en productos tales como bolsas, contenedores de bebida y comida, envoltorios, utensilios del hogar o juguetes.

Durante 30 años de profesión, Hernández ha hecho diversas campañas pero quizás sea esta experiencia de la que se siente más orgulloso. “Fue una expedición especial porque cubría un área muy extensa”, y aclara que la vida en un barco no es idílica, como la presentan, dice, en algunos reportajes. En su caso, y a bordo del buque de investigación oceanográfica Hespérides, “la jornada comenzaba a las cuatro de la mañana, recogiendo muestras, analizándolas, echando al mar las redes, botellas oceanográficas y distintos sensores”.

Para atajar este problema de contaminación a escala mundial, el investigador del Iocag apunta que “hay que que llegar a la raíz del problema, es decir, la entrada masiva y continuada de plástico en los océanos. Además, hay que implementar fórmulas para que el plástico sea biodegradable”. Añade que, en algunos países “se han prohibido las bolsas de plástico que utilizamos y que se siguen dejando tiradas en las playas”, y en esto Canarias no está exenta. “Hay que concienciar a nuestra sociedad del mal que está generando la basura plástica en el mar. En Canarias tenemos un problema social, a la vista está de cómo quedan nuestras playas. No se entiende por qué se dejan residuos en la costa”.

Hay lugares donde el plástico es visible en la costa, especialmente en zonas ventosas como el municipio de Güímar, en la isla de Tenerife, como se puede observar en la fotografía. El pasado domingo amanecía la cala junto a la playa del Socorro con basura plástica. No se trata de un hecho puntual pues se produce con bastante frecuencia, y el ayuntamiento lo atribuye “a la situación geográfica del municipio, el efecto de los vientos alisios y al arrastre de las olas, además de los desperdicios volátiles que salen del polígono industrial”, señala el concejal de Costas, Domingo del Rosario.

En la costa de Güímar hay muchos rompientes que son atacados con violencia por las olas y esto provoca que se acumule gran cantidad de restos en la costa, “y no solo plástico, también hemos encontrado neumáticos y madera”, añade Del Rosario. De la limpieza de las playas se ocupa el ayuntamiento “pero el viento nos ensucia las playas”, apunta el concejal, aunque en la contaminación del mar no es el causante el viento, sino como dice Hernández, la falta de conciencia y la dejadez del ser humano.

 

 

 

 

 

Tags Oceáno

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