Madrid reúne en un congreso del Programa Mundial de Alimentos a 300 expertos en asistencia humanitaria desde aviones y helicópteros en zonas de guerra o catástrofe
(Fotografía superior: asistencia aérea humanitaria en Nepal tras un terremoto. WFP: Angeli Mendoza)
Dar asistencia a víctimas de desastres naturales o conflictos bélicos, repartir suministros en zonas de guerra o realizar traslados sanitarios. Son solo algunas de las tareas que realiza el Servicio Aéreo Humanitario de Naciones Unidas (UNHAS), que gestiona el Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en inglés), para llevar la ayuda internacional a zonas de guerra o catástrofe donde es imposible o inseguro realizar transportes de personas o suministros por carretera. Trescientos especialistas asisten en Madrid desde este miércoles al Congreso Mundial de Aviación Humanitaria, un foro en el que los expertos profundizan en aspectos como la mejora de la seguridad, la coordinación entre los distintos operadores de la aviación para facilitar las tareas humanitarias aéreas, la gestión de riesgos o el uso de drones.
Las cifras son elocuentes y hablan por sí solas: a lo largo de 2015, el Servicio Aéreo Humanitario de Naciones Unidas trasladó a casi trescientas mil personas durante actuaciones realizadas en 33 países y que alcanzaron a más de 300 localidades en todo el mundo. Su intervención se activa a partir de solicitudes cursadas por países afectados por desastres naturales o conflictos bélicos, que son valoradas por expertos de Naciones Unidas y dan lugar posteriormente a una estrategia de actuación. El eje principal de esa estrategia es garantizar la seguridad tanto de los cooperantes, como de las personas asistidas y de los tripulantes que llevan a cabo los vuelos en aviones o helicópteros, informó la organización del congreso.
Sortear enormes riesgos para lograr el objetivo de la asistencia humanitaria sin perder la vida en el intento es una de las claves del trabajo del UNHAS. Un ejemplo lo aporta la actuación del Programa Mundial de Alimentos en Siria, donde el servicio de aviación humanitaria realiza lanzamientos de suministros desde más de 5.000 metros de altitud. Una maniobra, enfatiza la organización del congreso, que “requiere una gran precisión” para que los suministros lleguen a quienes los necesitan sin poner en riesgo a quienes realizan el transporte.
En la presentación del congreso de Madrid lo subrayó José Odini, responsable de la Unidad de Seguridad Aérea del WFP: “Un elemento básico en nuestras misiones es la prevención de accidentes, la seguridad en vuelo”. Para lograrlo, el Programa Mundial de Alimentos aplica procedimientos muy estrictos de acreditación de los operadores aéreos, requerimientos específicos para los pilotos que van a participar en tareas como estas y seguimiento constante de las condiciones de seguridad sobre el terreno.
Además de Siria, Haití fue otro de los ejemplos citados en la presentación del congreso. En la isla, dos helicópteros proporcionan asistencia humanitaria a poblaciones que quedaron incomunicadas como consecuencia de los devastadores efectos del huracán Matthew, explicó Carlos Botta, director adjunto del servicio de aviación del WFP. A estas dos aeronaves se sumará en breve una tercera en vistas de las ingentes necesidades de asistencia que afectan a la población, explicó Botta.
El objetivo del congreso que se celebra durante tres días en Madrid es mejorar la coordinación entre los organismos internacionales y los operadores aéreos que participan en las misiones aéreas humanitarias o que pueden aportar conocimientos o experiencia para mejorarlas y contribuir a un objetivo común: salvar vidas. Por este motivo, el congreso, patrocinado desde España por el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (COPAC), reúne a múltiples especialistas: pilotos, pero también ingenieros de aviación, representantes de organismos humanitarios, autoridades de aviación civil y asociaciones profesionales. En la presentación del congreso, Iván Gutiérrez subrayó en nombre del COPAC que “los pilotos españoles ya son una referencia para impartir formación a colegas que trabajan para UNHAS”.
“La aviación humanitaria salva vidas, no deja a nadie atrás y refuerza la dignidad de las personas más vulnerables”, destacó Antonio Salort-Pons, jefe de la oficina en Madrid del Programa Mundial de Alimentos. Salort-Pons recalcó que el objetivo principal, siempre en el marco del mandato de Naciones Unidas de dar asistencia inmediata a quienes lo necesitan, es dar “respuesta a una crisis en zonas de imposible acceso por tierra y transporte de personas”.
Este jueves, el congreso abordará cuestiones como la asistencia humanitaria con el uso de drones, la gestión de riesgos en la aviación humanitaria, el mantenimiento de aeronaves en lugares aislados y remotos y los programas de mejora de la seguridad y la eficiencia.