“Huyamos de aquel errático exceso de oferta que desembocó en una consecuente caída de los precios y en la obsolescencia de muchos de nuestros establecimientos”
Autor: Jorge Marichal, presidente de Ashotel (Asociación hotelera y extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro)
La intensidad con la que vivimos la semana pasada en Fitur nos dificulta en buena medida el análisis sosegado del momento turístico que vivimos. Ferias como esta son siempre oportunidades magníficas para palpar la salud de nuestro sector, pero también pueden convertirse en un ‘peligro’, si me permiten el sustantivo, porque volvemos demasiado eufóricos, más aún en estos momentos en que la coyuntura nos es favorable y tenemos datos muy positivos.
Entre las lecturas que me he traído de la capital española está la necesidad de crecer hacia dentro, es decir, de aprovechar el momento de bonanza, los nuevos clientes que nos están llegando y las buenas cifras de ocupación para hacer un ejercicio de reflexión: debemos ser, empresarios y administraciones públicas, responsables con nuestros recursos e invertir en nuestro destino. No nos echemos en el sofá cómodamente a ver lo bien que nos va y adelantémonos con una estrategia turística de planificación a medio y largo plazo.
Muchos tiran voladores por el hecho de que desgracias de otros destinos se entiendan como oportunidades para nosotros. Grave error. Que a nuestros competidores les vaya mal por una situación geopolítica que no han provocado también nos afecta de alguna forma, aunque puntualmente veamos aumentar nuestras reservas por el desvío a Canarias de ‘sus’ turistas.
No nos alegramos, en absoluto, pero tampoco debemos quedarnos sentados viendo desfilar a clientes que nos han prestado. Trabajemos para fidelizarlos, para demostrar que estamos en primera línea del turismo mundial. Y para ello, debemos invertir los ahorros extra en hacer un destino cada día mejor.
Esta tendencia positiva se traslada también al empleo. En los últimos cinco años 25.000 nuevos puestos de trabajo se han registrado en la hostelería en Canarias, 10.000 en establecimientos alojativos, según el Istac. Pero además, la última Encuesta de Población Activa (EPA) arroja 29.000 ocupados más en el último año en hoteles y alojamientos similares.
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Venimos diciendo hace mucho tiempo que es rotundamente falso que los hoteleros no creemos empleo, cuando somos casi el único sector que lo está haciendo ahora en Canarias. Y que podríamos crear aún más a través de los necesarios procesos de renovación y rehabilitación de la planta hotelera obsoleta. Sin embargo, tenemos una traba muy importante: la Administración no ha puesto en vigor en nuestra provincia los planes de modernización y mejora (PMM) que hace dos años sí funcionan en la provincia de Las Palmas. Necesitamos ¡ya! esos planes, es urgente.
Así podremos ganar en cualificación, en excelencia del destino, algo que nos permitirá generar mejores negocios, cumplir nuestras expectativas. Huyamos de ese exceso de euforia, una amenaza que está presente a día de hoy. No pidamos condiciones leoninas a turoperadores y clientes ni pensemos que somos los reyes del mambo. ¡Cuidado! Porque a medio y largo plazo podemos vernos fuera de juego. Aprendamos de los errores del pasado y no caigamos en la autocomplacencia.
Ahora que los tiempos políticos apuntan a la apertura de la construcción de nuevas camas, recordemos cómo erramos en el pasado al crecer y crecer sin preocuparnos por mantener nuestra planta alojativa actualizada; huyamos de aquel errático exceso de oferta que desembocó en una consecuente caída de los precios y en la obsolescencia de muchos de nuestros establecimientos. Luchemos contra la debilidad de la memoria; nuestra obligación, como principal motor de la economía canaria, es acordarnos todos los días de los agujeros en que nos metimos. No nos dediquemos solo a tapar esos huecos, no, establezcamos un buen firme por el que caminar con seguridad y de forma organizada.
Por eso es el momento de crecer hacia dentro, y perdonen que insista en el concepto. Crezcamos hacia nosotros mismos y nuestros negocios, aprovechemos el momento para renovarnos. Estoy convencido de que es posible hacerlo con mesura, aun teniendo unos buenos porcentajes de ocupación. Si nos acomodamos en la poltrona al ver nuestros hoteles casi llenos y no nos dedicamos a estar siempre a la última, cuando lleguen otros tiempos no tan buenos nos lamentaremos. Y lo peor es que me temo que será demasiado tarde.
El éxito no llega de golpe. El éxito llega gracias a proyectos planificados con cabeza a lo largo de los años. Y el turismo es uno de los sectores más estratégicos del país, imaginen lo que supone para Canarias, que sustenta más del 30% de su PIB.
Creemos productos nuevos para clientes nuevos. Pensemos siempre en hacer productos excelentes, ese adjetivo con el que a muchos se les llena la boca y a la hora de la verdad no saben qué significa en realidad. No crezcamos en volumen sino en calidad, desarrollémonos y trabajemos para nuestros clientes, para nuestro destino, para nosotros… No me cansaré nunca de decirlo, es mi obligación.