Mil horas de trabajo, más de doscientos kilos de pintura, seis placas de acero y dos chapas de fibra de vidrio han dejado como nuevo el DC-7 del Aeroclub de Gran Canaria que se ha convertido en un icono de este aeródromo y que ahora ha sido restaurado por la empresa de mantenimiento SATI de Binter Canarias. Pero, ¿cómo es la historia de este avión que miles de ciudadanos ven cada día cuando circulan entre el Sur de Gran Canaria y su capital? Su historia es la de un gran viajero que cruzó muchos mares antes de varar de forma definitiva ante el Aeroclub de Gran Canaria.
El DC-fue el último aparato de una serie de unidades de su gama y fue adquirido al fabricante en 1958 por la compañía Swissair, que lo compró para hacer viajes sin escalas entre Europa y Estados Unidos. Sin embargo y tras ser vendido por Swissair a Scandinavian Airlines Services (SAS), no entró en servicio hasta que lo compró ya en tercera entrega la compañía Japan Airlines (JAL), que lo puso a volar entre Tokio y San Francisco y entre Tokio y Los Ángeles.
Con siete años de antigüedad, el DC-7 fue vendido a la compañía charter española Spantax, que lo utilizó para operar rutas de medio alcance entre Madrid y Canarias, pero también algo más largas entre el Archipiélago canario y los países nórdicos, históricamente uno de los mejores mercados de turistas de las Islas. El veterano DC-7 estuvo en activo casi veinte años, hasta 1976, y fue dado de baja en 1978. Un año después, su último propietario lo cedió para su exposición al aeroclub de Gran Canaria, a donde su llegada fue un singular espectáculo que siguieron muchos ciudadanos.
El DC-7 ha sido durante muchos años un auténtico icono del aeroclub, inaugurado oficialmente en 1972 aunque ya atesoraba años de historia labrados sobre la actividad de aficionados y amantes de la aeronáutica. En la actualidad, el aeroclub es lugar de formación de pilotos comerciales y tripulantes de cabina y también de pilotos de drones, así como centro de mantenimiento PAR 145 y de aeronavegabilidad continuada.
Hace unos meses, la compañía Binter Canarias decidió hacerse cargo de la restauración integral del DC-7, que ahora completamente remozado viste los característicos tonos verdes de la compañía que preside Pedro del Castillo. Tras su restauración, el avión fue presentado en público el 24 de julio. Hasta que este cambio se hizo público, muchos ciudadanos se preguntaron durante días al pasar por la autopista junto al aeroclub cómo habría conseguido llegar hasta allí el ‘nuevo’ Binter, ubicado en una zona donde no se puede realizar aterrizajes. El pequeño misterio quedó resuelto el 24 de julio, al conocerse los detalles de la minuciosa obra realizada por SATI.