La cadena RIU ha presentado en Canarias el nuevo proyecto con cuya ejecución quiere sustituir por un nuevo edificio el actual hotel Oasis, junto al Faro de Maspalomas, en el Sur de Gran Canaria. El nuevo proyecto reduce la volumetría, rebaja a 5 metros la altura de la fachada en algunos puntos de su perímetro, retira el equivalente a una planta y eleva de 50 a 65 millones de euros la inversión prevista. Este nuevo proyecto ha sido presentado a las autoridades de la isla y de la Comunidad Autónoma por la consejera delegada de la cadena hotelera, Carmen Ríu, en el intento de desbloquear la demolición y reconstrucción del hotel Oasis.
El proyecto de RIU para la reposición del actual hotel Oasis batalla desde hace años con la frontal oposición de su primer competidor en la zona, el grupo Lopesan, uno de cuyos recursos ante los tribunales logró a finales de noviembre que quedara sin efecto la licencia de construcción que otorgó a la cadena mallorquina el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. La juez estimó una demanda de Lopesan y paralizó la licencia hasta que se determine sin ningún género de dudas si el proyecto edificatorio de RIU afecta o no a parajes protegidos.
En defensa del nuevo proyecto, RIU invoca varias modificaciones (ver vídeo de la cadena hotelera) que reducirían el impacto visual del nuevo establecimiento. Así, asegura que su nuevo hotel tendría solo 20 metros de altura, frente a los 30 de media de los establecimientos más próximos del grupo Lopesan. En un punto de la fachada que linda con la avenida Cristóbal Colón, la altura se ha reducido a 5 metros para, dice RIU, “contemplar perfectamente el jardín”. Este jardín es en realidad un histórico palmeral que, junto a la charca natural y el Faro, constituyen los principales iconos de Maspalomas y sobre el que ha girado esta larga polémica desde que RIU anunció su propósito de derribar el actual hotel Oasis y construir en su lugar un enorme edificio cuyas dimensiones se han revisado ahora a la baja.
El actual hotel Oasis ya esquivó a finales de los años Setenta una sentencia que le condenaba a la demolición precisamente por la ocupación del palmeral de Maspalomas. El establecimiento se salvó finalmente porque se invocó como interés general el mantenimiento de sus puestos de trabajo. Ahora, la polémica renace, especialmente tras la última sentencia judicial, por la duda de si ha de permitirse la construcción de un gran edificio en un suelo donde ya se había amnistiado un edificio más pequeño.