(Fotografía: Maike Nicolai, GEOMAR)
Imágenes de la isla más joven del archipiélago canario, El Hierro, dieron la vuelta al mundo a finales de 2011 debido a la erupción bajo el mar de un volcán subacuático situado a dos kilómetros de distancia de La Restinga, cuyos habitantes tuvieron incluso que protagonizar un éxodo y desalojar el pueblo por el temor de los científicos a que un proceso eruptivo explosivo pusiera en peligro vidas humanas. Cuatro años y medio después de aquel episodio, que convirtió la isla de El Hierro en el eje de todas las miradas, un grupo de científicos ha podido visualizar con sus propios ojos a bordo de un submarino tripulado el que se considera el cráter más reciente del volcán submarino. Se trata de científicos alemanes y españoles ligados al proyecto Vulcano, liderado en este caso por el centro de investigaciones del océano alemán GEOMAR Helmzhotz Centre for Ocean Research Kiel.
Por primera vez tras el inicio de la actividad del volcán submarino en aguas herreñas, un grupo de científicos ha podido visualizar el cráter y realizar mediciones y observaciones de primera mano. Ha sido gracias a la expedición a bordo del buque alemán Poseidon, a bordo del cual se desplazó a la isla hereda un equipo científico formado por investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), al Instituto Español de Oceanografía (IEO) y el GEOMAR Helmholtz Centre for Ocean Research Kiel. Para llevar a cabo su objetivo, han utilizado el submarino tripulado JAGO, lo que les ha permitido investigar el que podría ser el cráter más joven del volcán. Gracias a este viaje al corazón del volcán submarino, los científicos pudieron comprobar de forma directa que, a día de hoy, sigue expulsando fluidos hidrotermales en un área de 100 metros cuadrados.
La isla más joven de Canarias se convirtió en portada en medios de comunicación de todo el mundo cuando una secuencia de terremotos leves durante varios meses dio lugar a signos patentes de la inminencia de una erupción volcánica. Después de semanas de miedo y suspense, ésta finalmente cristalizó bajo el mar y lo hizo a dos kilómetros de distancia de La Restinga, que finalmente resultó desalojada durante semanas por el temor de los científicos a una erupción explosiva. La expectación creció más aún cuando del mar comenzaron a elevarse pequeñas columnas de humo y borbotones de agua y piroclastos que eran visibles incluso desde la costa, mientras los terremotos, por fortuna a alta profundidad, se sucedían sin descanso mientras el magma fluía bajo la isla. El mundo asistía entre expectante y alucinado al nacimiento del volcán submarino de La Restinga, la primera erupción submarina en Canarias en 500 años.
Pese a la relevancia del fenómeno para la comunidad científica internacional, no ha sido hasta cuatro años después cuando finalmente los investigadores y científicos han podido ver el volcán de cerca y con sus propios ojos durante la expedición, dado que hasta el momento solo se habían obtenido imágenes de la superficie submarina mediante el uso de vehículos submarinos no tripulados (ROV). La observación directa se ha podido realizar ahora, gracias al proyecto de investigación Vulcano liderado por el GEOMAR Helmholtz Centre for Ocean Research Kiel y al uso del submarino tripulado JAGO. Desde su interior, los científicos han podido documentar la evolución de la erupción y ratificar que la actividad hidrotermal todavía continúa, haciendo posible, a su vez, muestrear los fluidos y otros materiales volcánicos.
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“El proyecto VULCANO ha permitido estudiar la erupción y desgasificación del volcán de El Hierro desde su erupción en 2011. Ahora, gracias a esta expedición, hemos tenido la oportunidad de observar la actividad hidrotermal de forma directa gracias al submarino JAGO”. Así lo explica en una información distribuida por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria la profesora Magdalena Santana Casiano. La oceanógrafa química del Instituto de Oceanografía y Cambio Global de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) ha estudiado las pertuberancias causadas por el volcán y las alteraciones que éstas han provocado en la actividad y composición del plancton. “Nuestros resultados han demostrado que la fase de desgasificación del volcán ha convertido la zona en un laboratorio natural a escala de ecosistema para estudiar los efectos del cambio global en el medio marino”.
No se trata de las primeras imágenes obtenidas del volcán, pero sí de la primera ocasión en que los científicos tenían la oportunidad de ver el escenario de forma directa. En 2014 ya había obtenido imágenes del volcán el robot submarino no tripulado Liropues 2000, proporcionado por el Instituto Español de Oceanografía. Las imágenes obtenidas por el ROV mostraron lo que parecía ser la zona más activa del volcán, situada en el cráter principal. Sin embargo, los investigadores ya presagiaron que se había producido un cambio en el volcán submarino, cuando detectaron aguas más ácidas al sureste del cráter. En la expedición del proyecto Vulcano, el JAGO muestreó algunos cristales volcánicos y se corroboró que la zona más activa del volcán submarino es una depresión situada en uno de sus flancos, que es además la más joven de cuantas se han sucedido a lo largo del proceso eruptivo.
Durante la inmersión, la profesora Santana Casiano y el Doctor Eugenio Fraile, investigador titular del Instituto Español de Oceanografía, observaron de cerca la naturaleza de éste cráter secundario por primera vez. Su superficie está compuesta por ceniza muy reciente y, hacia la superficie, se emite agua a 39º a través de chimeneas de cinco centímetros de diámetro, situadas en pequeños focos de emisión alrededor en una zona de 100 metros cuadrados.
“Desde que el volcán entró en esta fase de desgasificación hace tres años, hemos registrado numerosas anomalías físico-químicas en la columna de agua. El JAGO ha permitido corroborar nuestros hallazgos y nos ha ofrecido la oportunidad de poder ver los procesos que generan estas perturbaciones con nuestros propios ojos. Y todavía más importante: hemos podido tomar medidas directamente en el origen de la emisión”, explica el Eugenio Fraile.
Las muestras de agua, gas y roca que se recogieron durante las expedición del proyecto Vulcano están siendo analizadas por los laboratorios de las instituciones implicadas en el proyecto y los científicos del IEO, la ULPGC y el GEOMAR están trabajando juntos para profundizar en el conocimiento de los procesos que se suceden desde octubre de 201 bajo el fondo marino de la isla de El Hierro.
“Los nuevos hallazgos muestran cómo desde que empezara la crisis de 2011, el volcán ha ido emitiendo agua caliente al tiempo que el magma se iba enfriando bajo el subsuelo”, concluye Mark Hannington, geólogo marino del GEOMAR e investigador principal de la expedición. “Por lo tanto, es importante seguir con el estudio del volcán submarino de El Hierro, con el fin deevaluar el impacto de su actividad en el medio”.